sábado, 9 de noviembre de 2013

Reconquistando nuestro núcleo vital

Si nos detenemos a pensar en todos los beneficios que produce la práctica del reconocimiento social, podemos llegar a la conclusión de que estamos ante un remedio-para-todo o purga de san Benito, lo que puede en parte descalificar su valor, ante la presunción de "lo que mucho abarca, poco aprieta".

¿El reconocimiento social realmente vale para tantas cosas? Y, si es así, ¿por qué? Sencillamente porque es un puente que nos permite reconquistar algo de gran valor que hemos perdido. Nos conecta de nuevo con el núcleo vital.

En estos días, he tenido oportunidad de convivir en familia con algún que otro peque, recordando lo fascinante que es su mundo. Por ejemplo, me he fijado cómo opera en ellos, de forma espontánea, el reconocimiento. No hay más que ver cómo un bebé, ante la hazaña de un mayor, gesticula con asombro, abriendo los ojos, sonriendo, incluso aplaudiendo y balbuceando "máz, máz". De forma espontánea, sin rubor, recato o convencionalismo alguno, reconoce con la expresión de sus emociones lo bueno del hacer del otro, que recibe de forma gratificante el halago y sigue ofreciendo más de su espectáculo.

En nuestros ecosistemas habituales -empresas y organizaciones- estos procesos están condicionados, cuando no restringidos o excluidos de los escenarios sociales -por ejemplo, la sanción y el reconocimiento como ejercicio exclusivo de la función de mando. Al regularse este proceso natural, sus consecuencias favorables desaparecen. Permitir y fomentar el reconocimiento social nos hace recuperar ese núcleo vital que hace que nos sintamos apreciados y valorados por nuestras capacidades, aplicadas en el día a día. Se recupera el círculo natural de recibir feedback constructivo por nuestros aciertos, que genera muchos de los beneficios que comentamos en este blog.

Así, no nos debería sorprender que implantar un programa de reconocimiento social tenga tantos efectos multinivel. Revisemos desde esta perspectiva los más llamativos y contrastados en estos últimos años.

1. Desde un plano del individuo, el reconocimiento recibido:
a) Incrementa nuestra motivación intrínseca, al aplaudir capacidades personales cuya puesta en práctica es reforzante en sí misma, muy posiblemente relacionadas con nuestro talento singular (flow). 
b) Hace más probable que apliquemos las capacidades reconocidas y mejoremos en su ejecución, creciendo en nuestro talento diferencial. Así, el reconocimiento 2.0 es clave para descubrir o confirmar nuestro "don", aquél donde vocación y destreza convergen, señalando casi nuestra misión de vida, cercano a la idea de autorrealización de Maslow.
c) Mejora nuestra autoestima y sensación de competencia personal, desarrollando una disposición más favorable a las tareas por las que se ha recibido ese reconocimiento.
Reconocer a otros, no sólo influye en el receptor, también tiene efectos en el emisor. Diversos estudios han demostrado que crecemos en felicidad al agradecer y reconocer cosas buenas a los demás. 

2. Desde la perspectiva grupal, el reconocimiento:
a) Genera una dinámica social muy rica y positiva para individuos y organización. Son entornos constructivos que impulsan la mejora den cada equipo.
b) Consolida una mayor cooperación intra e intergrupos, independientemente de jerarquías o adscripciones departamentales.
c) Incrementa los vínculos de inclusión y pertenencia al grupo, formando equipos altamente cohesionados

3. A nivel organizacional, el reconocimiento:
a) Logra que sus integrantes -personas y equipos- se sientan más comprometidos y vinculados con la compañía.
b) Fomenta una cultura meritocrática, al poner el foco en las capacidades y valores corporativos, lo que alínea a los empelados con la compañía. Vincula los comportamientos y contribuciones con las capacidades y objetivos, cerrando el ciclo visión-deseo-acción-logro.
c) Promueve mejoras en objetivos, eficiencias, calidad y otros indicadores "duros" de negocio. Si el reconocimiento impacta en todo lo comentado anteriormente, es inevitable mejorar en resultados, al contar con empleados y equipos en su mejor versión!

Por ello, desde Bravo! te animamos a probar la experiencia del reconocimiento 2.0 y recuperar el núcleo vital en tu organización, para beneficiaros y disfutrar -casi como niños- de todos sus efectos.

Antonio Delgado
ad@videobravo.net 

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