viernes, 31 de octubre de 2014

Como jefe, ¿qué gano con la práctica del reconocimiento?


Ya vimos en nuestra anterior entrada cómo el reconocimiento es hoy día una de las palancas de gestión de personas más efectivas y accesibles.  De hecho, cada vez más se pone de manifiesto en diversos estudios que los estilos de liderazgo jerárquicos y controladores están quedando obsoletos o restringidos a situaciones excepcionales.
Cuando el entorno es cambiante y requerimos de empresas ágiles e innovadoras, necesitamos formas de gestión que promuevan la autonomía y el máximo crecimiento de nuestros colaboradores. Es aquí donde un liderazgo positivo y desarrollador basado en el reconocimiento emerge con fuerza para lograr equipos comprometidos, cohesionados, conscientes de cómo contribuir y estimulados en la aplicación de su talento singular.
Tras repasar en el anterior post las claves de una práctica eficaz de reconocimiento, veamos ahora qué ganamos en nuestra gestión del día a día, en nuestro rol de jefe, como responsable de un equipo de profesionales. 

Feedback efectivo en pequeñas dosis
Como responsables de un área estamos muy ocupados y  nuestra agenda ya es bastante densa, además de tener que resolver los “incendios” del día a día. Así, resulta difícil encontrar tiempo para reflexionar sobre el desempeño de cada colaborador.
Si ejercitamos un reconocimiento continuo, lo que apenas nos exige unos segundos, estaremos troceando este imperativo –gestionar el desempeño- en mini-dosis de fácil aplicación.
Además del valor de hacerlo en tiempo real- mucho mayor impacto en el empleado-, el feedback se convierte en una parte sencilla y amable de tu rutina al integrarlo como hábito en el día a día.
Puede llegar a ser, por qué no, un momento dulce de nuestra gestión, una gestión efectiva y afectiva de nuestra gente. 

Una gestión del desempeño más fácil y eficiente
El reconocimiento social nos proporciona una información muy valiosa y representativa para hacer el trabajo de jefe más fácil.
Cada momento de reconocimiento se suma a una foto más amplia del perfil de cada empleado. Así, cuando llega el momento de las evaluaciones y planes individuales de desarrollo, todo  será más fácil al contar con un registro en tiempo real de los logros de ese trabajador, con un nivel de detalle tal que nos ayuda a construir planes de desarrollo concretos y efectivos.
En el fondo, el resto de colaboradores y compañeros de cada empleado han estado “trabajando para nosotros” en lograr una gestión del desempeño más válida y fiable, al ir señalando los momentos y evidencias más relevantes del empleado, desde una perspectiva de 360º en el día a día, en tiempo real.

El reconocimiento mejora procesos
El reconocimiento también es ideal para la gestión de un equipo amplio como un  departamento o una división.
Cada acto de reconocimiento fortalece las relaciones no sólo entre los miembros del equipo, sino también entre distintos equipos del área. Los flujos de reconocimiento dibujan las relaciones y cómo se hace el trabajo dentro (cadena de valor). Facilita el flujo de trabajo y de relaciones entre equipos, rompiendo barreras, y será más fácil que la división funcione mejor en conjunto.
Además, está demostrado que no sólo recibir reconocimientos es motivador. El hecho de dar un reconocimiento a un tercero de forma apreciativa y sincera provoca un estado positivo y alimenta relaciones de cooperación y apoyo. Como acto de generosidad impacta en las dos direcciones.
El reconocimiento es una herramienta fantástica para ver cómo está funcionando todo. Digamos, por ejemplo, que observamos que el equipo de compras está recibiendo muchos premios por la calidad, pero pocos por la agilidad demostrada. Esto puede ayudarnos a identificar acciones para mejorar algunos detalles, de forma que se beneficie el conjunto de procesos del departamento como un todo.

Reconocimiento para gestionar el cambio y orientar conductas
La gestión del cambio es un gran desafío para muchos gerentes, y el reconocimiento también nos ayuda en esto. Al hacer explícitos los nuevos comportamientos esperados y recompensar su práctica, estaremos facilitando el cambio con cosas concretas y sencillas, algo muy valorado en los momentos de incertidumbre inherentes al cambio. 
Este tipo de refuerzo positivo es una buena alternativa tanto a halagar de forma vacía como a intimidar o sancionar ante comportamientos no deseados. De hecho, estas formas de gestionar el cambio normalmente provocan efectos no deseados, que nos hacen consumir energía, nos despistan y desvían de nuestros objetivos reales.

Mejor prevenir que curar
El reconocimiento ayuda a reorientar la calidad del rendimiento laboral.
Si tenemos un empleado que no está aplicando todo su talento, el reconocimiento nos ayuda a tener conversaciones proactivas y positivas acerca de lo que está haciendo y podría hacer más, antes de que sea tarde y haya que tener conversaciones más desagradables acerca de lo que hizo mal -o no lo suficiente- en su momento.

Reconocimiento, ambiente laboral y cultura meritocrática real
Si, como jefes, fomentamos la práctica de reconocimiento entre nuestros colaboradores, obtendremos importantes efectos. Mejorará del ambiente laboral, la consciencia sobre “lo que aquí importa” y el alineamiento de los empleados con los objetivos y valores. Estaremos promoviendo una cultura meritocrática sólida, orientada a la mejora, a los resultados y a la excelencia, donde todos animan a todos avanzando sobre un camino claramente delimitado. 

Además de estos beneficios directos en la gestión de equipos, adoptar el reconocimiento como recurso nos brindará momentos intensos, muy relevantes para nuestro propio desarrollo como jefes. La práctica del reconocimiento implica establecer relaciones más reales, directas y sentidas, conexiones "persona a persona" generadoras de confianza y respeto mutuos; en definitiva, las bases para que todo lo demás empiece a funcionar de verdad.

Antonio Delgado
ad@videobravo.net
@bravoadc

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