Escucha a tu red, sabe más de lo que crees
Cada vez más, todo funciona en red -seguramente, siempre ha sido así-. Muchos hechos aparentemente aislados o singulares realmente se corresponden a un proceso reticular donde la interacción de diversos factores -algo no siempre visible a la primera- explican su ocurrencia. Cuando esos factores o agentes funcionan bajo unos patrones de interacción recurrentes, podemos hablar de comportamiento en red. Para comprender ese funcionamiento, las propias redes son una de las mejores fuentes información, especialmente cuando nos referimos a organizaciones sociales como son las empresas.
Cada vez más, todo funciona en red -seguramente, siempre ha sido así-. Muchos hechos aparentemente aislados o singulares realmente se corresponden a un proceso reticular donde la interacción de diversos factores -algo no siempre visible a la primera- explican su ocurrencia. Cuando esos factores o agentes funcionan bajo unos patrones de interacción recurrentes, podemos hablar de comportamiento en red. Para comprender ese funcionamiento, las propias redes son una de las mejores fuentes información, especialmente cuando nos referimos a organizaciones sociales como son las empresas.
El comportamiento en red dentro de las organizaciones, aunque es en cierta manera visible, mucha de su información está implícita. Resulta tan poco accesible como enorme es su valor para comprender, predecir e incluso modular el funcionamiento de la organización. Para acceder a dicha información debemos contar con un sistema que nos permita registrarla de forma sencilla, válida y poco intrusiva. Redes de colaboración, de influencia, de comunicación, de conocimiento… configuran estructuras informales pero estables que no necesariamente se corresponden con las relaciones dibujadas en organigramas y demás esquemas teóricos. El reconocimiento social, como veremos a continuación, puede ser la respuesta: un sistema útil y accesible para el análisis de redes, con importantes efectos colaterales.
Son muchas las cosas que ocurren en el día a día de las organizaciones. Procesos, interacciones, transacciones y resultados generalmente encadenados, fruto del devenir de la actividad de la organización. La mayoría son actividades de personas con personas. Como en un sistema vivo, ocurren en tiempo real de forma sucesiva, simultánea o contingente, para ir resolviendo cuestiones, facilitando procesos o generando valor alineado con la misión y los objetivos de la compañía. La estrategia marca cómo debemos alcanzar el resultado. Sin embargo, la ejecución real no siempre se corresponde con dicha estrategia.
Son muchas las cosas que ocurren en el día a día de las organizaciones. Procesos, interacciones, transacciones y resultados generalmente encadenados, fruto del devenir de la actividad de la organización. La mayoría son actividades de personas con personas. Como en un sistema vivo, ocurren en tiempo real de forma sucesiva, simultánea o contingente, para ir resolviendo cuestiones, facilitando procesos o generando valor alineado con la misión y los objetivos de la compañía. La estrategia marca cómo debemos alcanzar el resultado. Sin embargo, la ejecución real no siempre se corresponde con dicha estrategia.
¿Cómo contrastar esto? Las analíticas basadas en redes sociales (ARS), nos ayudan a descubrir la estructura reticular de cómo están ocurriendo realmente las cosas en la organización, y la distancia con la estrategia y la operativa definidas: quién es quién en cada proceso en términos de roles (influencer, bridge, blocker, role model,..), capacidades (visión, innovación, análisis, colaboración, empatía, negociación, entusiasmo, perseverancia, decisión,…) y contribuciones (resultados, hitos, logros).
Imagina que tenemos adecuadamente identificadas las capacidades requeridas en nuestra empresa: globalmente, por áreas, procesos, equipos o puestos. Aquí, un sistema de reconocimiento social con analíticas de redes nos permitirá dibujar en tiempo real la distribución y prevalencia de dichas capacidades a lo largo de toda la organización, pudiendo así tasar la adecuación entre lo requerido y lo existente. Resultará fácil identificar cuellos de botella u otras configuraciones de red, útiles para explicar posibles distancias entre los resultados obtenidos y los esperados.
Imagina que tenemos adecuadamente identificadas las capacidades requeridas en nuestra empresa: globalmente, por áreas, procesos, equipos o puestos. Aquí, un sistema de reconocimiento social con analíticas de redes nos permitirá dibujar en tiempo real la distribución y prevalencia de dichas capacidades a lo largo de toda la organización, pudiendo así tasar la adecuación entre lo requerido y lo existente. Resultará fácil identificar cuellos de botella u otras configuraciones de red, útiles para explicar posibles distancias entre los resultados obtenidos y los esperados.
Igualmente, si sabemos cuáles son los roles clave y su distribución para que nuestros procesos funcionen (tras una modelización), el reconocimiento social nos ayudará a identificar a las personas que mejor detentan esos roles, su situación (centralidad-periferia) y en qué grado los están ejerciendo (influencia). Adicionalmente, podremos dibujar las redes de relaciones existentes, las reales, dentro de departamentos y entre departamentos, más allá de delimitaciones formales en organigramas o flujogramas teóricos. Accederemos en tiempo real a las redes de colaboración, de conocimiento, de comunicación informal,… las que de hecho están funcionando en la empresa, pudiendo así contrastar con modelos de redes para plantear evoluciones optimizadas.
Una de las grandes ventajas de un sistema de reconocimiento social es su sencillez y amigabilidad, lo que permite que se integre como hábito en la cultura de la empresa, dado su tinte positivo, reforzante y cohesionador. Esto asegura que no sólo tengamos una foto precisa en un momento dado, sino que contemos con una película formada por los fotogramas creados día a día. Su potencia y valor también residen en el empoderamiento que siente cada empleado al participar de forma activa en el proceso, colaborando al reconocer los comportamientos de valor que ocurren en su entorno. Esto permite mapear en tiempo real los nodos más relevantes (quién detenta los roles y las capacidades), así como las relaciones existentes (vínculos entre actores) desde una perspectiva dinámica, algo pendiente de resolver en los sistemas de análisis de redes basados en cuestionarios aplicados puntualmente.
Veamos un ejemplo. El uso de sistemas de reconocimiento social acelera el desarrollo y la consolidación de equipos de alto rendimiento. Comprender mediante el reconocimiento recibido cuál es mi talento diferencial, me ayuda desarrollarlo y a situar mi rol de contribución en el grupo, poniéndolo al servicio de los demás. Además, dar y recibir reconocimientos a tiempo y sinceros es el mejor aliciente para “crear adhesión”. Una característica de estos equipos es contar con gente excelente en las capacidades requeridas. Como casi nadie valemos para todo, es importante que cada miembro sea referente en alguno de esos talentos clave. Así, combinando diversidad y complementariedad -uno de los retos del rol de jefe-, aseguramos las sinergias entre roles, con titulares y resultados excelentes, gracias a la integración de cada especialidad o súper-poder de los miembros del equipo. Como tal efecto sinérgico, los logros del equipo serán superiores a la suma de los logros que individualmente alcanzarían sus componentes. Imagínate el chute motivacional y la implicación colaborativa cuando tus logros como parte del equipo superan en mucho a tus cotas de éxito como jugador individual. Además, sus efectos aceleran las curvas aprendizaje y evolución profesional, impulsando la excelencia personal y colectiva.
En resumen, identificar el talento y orientar su desarrollo, motivar y reconocer las capacidades, los roles y las contribuciones clave, crear comunidad –cooperación, conocimiento, innovación, calidad,etc.-, generar compromiso, mejorar el trabajo colaborativo, monitorizar el comportamiento en red, entre otros, son objetivos que podremos alcanzar mediante la utilización de un sistema de reconocimiento con análisis de redes en nuestra organización.
En resumen, identificar el talento y orientar su desarrollo, motivar y reconocer las capacidades, los roles y las contribuciones clave, crear comunidad –cooperación, conocimiento, innovación, calidad,etc.-, generar compromiso, mejorar el trabajo colaborativo, monitorizar el comportamiento en red, entre otros, son objetivos que podremos alcanzar mediante la utilización de un sistema de reconocimiento con análisis de redes en nuestra organización.
Antonio Delgado
@bravoadc
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