Me sigue sorprendiendo y conmoviendo la tremenda capacidad de
respuesta del ser humano ante las catástrofes. Cómo reaccionamos y damos lo
mejor de nosotros mismos para ayudar a los demás, de una forma contundente, inmediata,
eficaz, sin más preámbulos, como si hubiésemos sido largamente entrenados para
ello.
Me refiero al trágico accidente de ferrocarril ocurrido en la noche del pasado 24 en Santiago de Compostela. Doloroso acontecimiento de proporciones dantescas, un drama humano que salpica a cientos de personas, seres queridos, amigos y familiares de las víctimas. Mis más sentidas condolencias.
Desde aquí quiero brindar un emotivo reconocimiento a todas
las personas -profesionales, voluntarios o espontáneos- que de una u otra
manera han estado, están y estarán ahí, prestando su tiempo y su mejor saber
hacer para ayudar donde sea necesario. Bravo por su comportamiento, por su
contribución, por darse de forma auténtica y desinteresada, sin más objetivos
que el de ayudar a aquellos que necesitan ayuda.
Es increíble cómo ante situaciones así nos alineamos,
colaboramos y sumamos de forma espléndidamente orquestada desde el minuto cero.
Unos aportan su energía en el plano físico, retirando cascotes y otros restos,
abriendo el paso para facilitar la acción; otros dan apoyo emocional,
acompañando, escuchando, abrazando a víctimas y afectados; los profesionales,
cada uno desde su conocimiento y saber hacer, colaborando para reducir el caos.
Para mí ha supuesto, de nuevo, una magnífica y contundente lección
sobre la condición humana. El contraste es
el dramático escenario que ha desencadenado esta sucesión de buenas intenciones
y acciones. Gracias a todos los que de una forma u otra suman con su ayuda en
estas circunstancias. Muchas gracias… y bravo por ellos!
Antonio Delgado
ad@videobravo.net
No hay comentarios :
Publicar un comentario